Rumbo al Hospital...

Esa tarde su ánimo era de los mejores, así que con prontitud se preparó para su turno, de noche esta vez y, que por cierto era el que más disfrutaba. Nunca supo por qué la noche le atraía tanto, siempre tuvo la sensación de que era similar a la de un pez en el agua, de alguna manera siempre sintió que la noche era su "estado natural".

Así, contenta y con la fuerte convicción de que algo extraordinario estaba por ocurrir se marchó rumbo al Hospital. Éste estaba situado a media hora caminando a paso regular y si bien estaba situado en una zona algo intimidante, decidió recorrer el camino a pie, internándose por esos oscuros callejones, sólo prestando atención a su corazón que latía aceleradamente, pero no por temor del lugar sino por esa rara sensación que le había acompañado todo ese día, si hasta su pesada capa azul parecía más liviana...

De pronto, casi al llegar al Hospital le vio, un atractivo extraño que la miraba fijamente, al verle sintió que su corazón se paralizaba de emoción, se reconoció en sus ojos y supo que era por él por quien había esperado toda la vida. Él le tendió la mano y ella, sin dudar un segundo, se dejó llevar...

Ya envuelta en sus brazos sintió que la vida se le escapaba, una extraña sensación recorría su cuerpo pero, no sintió temor, sabía que tras esa mordida, cuando bebiera de la sangre que él dejaría fluir para alimentarla, volvería a nacer, sabía que ahora viviría eternamente y que por fín la noche sería su día...